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Channel: Reeducando a Mamá
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CUIDADO CON EL COLECHO..........................

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Sí, cuidado con el colecho ..............

Porque no es que nunca te los sacarás de la cama, no. Resulta que Estivill y todos aquellos viejos "maestros" del sueño infantil tenían sus razones para advertirnos contra el colecho, pero nos engañaron y no es que el colecho sea malo, porque así nunca serán independientes o nunca te los sacarás de encima y todo eso....

Que va....

En realidad es todo lo contrario. En realidad lo malo del colecho es que un día se acaba y sí, aunque tu recuperas tu intimidad y tu espacio, la cama se queda muy vacía... Y eso, sorprendentemente, duele. 

Un día deciden que prefieren su espacio y su intimidad. Y tú te alegras porque así te permiten recuperar los tuyos. Pero luego, en la noche, los echas de menos. Vaya si los echas de menos. Y recuerdas ese olor infantil, esos cuerpecillos cálidos buscando tu regazo. Y te das cuenta de que ha pasado otra etapa más y de que comienza una nueva. Primero se acabó la teta y luego se acabó el colecho. Paso a paso, hacia la independencia.

Todavía hay que nutrirlos mucho, pero ellos ya vuelan con sus alas. Ya no necesitan tu leche y ya no te necesitan de noche. Quieren volar solos y sus saltos cada vez son más grandes. Y está bien. Está muy bien. Han llegado a este punto de manera natural y saludable, sin llantos ni métodos ridículos para enseñarles a dormir solos. El único esfuerzo ha sido la ruptura de ridículas normas culturales. Pero preferimos eso a romper con su naturaleza y sus necesidades primales. Y ahora nos alegramos infinitamente por la decisión tomada. Ahora duermen "toda la noche" con un saludable sueño consolidado y no temen a la oscuridad, ni a dormir solos. Tampoco se despiertan al mínimo ruido ni necesitan una oscuridad completa. En definitiva, son personas de sueño fácil y saludable que amanecen descansados y felices. 

Vamos, que tienen lo que Estivill consideraría "buenos hábitos de sueño". Aunque lo han conseguido por un camino absolutamente opuesto al que él propone. No ha hecho falta forzar nada ni hacer llorar a nadie. Simplemente nos dejamos llevar y llegamos a dónde quisimos. Debe de ser que la naturaleza es muy sabia y, como dormir es muy importante, pone las cosas fáciles. Tampoco hace falta romperse la cabeza ni ser especialista en biología evolutiva o antropología para verlo. Eso sí, hace falta mirar más allá de la limitada pediatría del sueño y pasar olímpicamente de ella y sus destructivos métodos. 

Aunque ahora duele, claro. Después de 9 años durmiendo con ellos ver la cama vacía da penita. Ver que ya no te necesitan por la noche, que ya no buscan tu contacto para dormirse y que prefieren su espacio y su intimidad. La pena de acabar una etapa junto con la satisfacción de comenzar una nueva. Como siempre, sentimientos encontrados. 

¿Sería, en realidad, de este dolor del que Estivill y los suyos quería protegernos?

Así, que sí: cuidado con el colecho. Porque un día ellos prefieren su propia cama y entonces tú tienes el peligro de sufrir "Insomnio por síndrome del nido vacío". Pero vamos, que no es para tanto porque dura poco. Un par de noches. Luego se te pasa y empiezas a disfrutar el lujo de tener una cama de casi cuatro metros y de dormir más estirado que una estrella de mar. Por no hablar de la intimidad de pareja que sí, les daré el gusto a los tradicionalistas recalcitrantes y diré que también se agradece recuperarla. De hecho se recupera fresca y renovada después de este paréntesis dedicado a la paternidad intensiva. 

Empieza una nueva etapa para toda la familia y estamos dispuestos a disfrutar de todas sus nuevas ventajas, aunque no podamos evitar que un poquito duela porque, por fin, se nos acabó el colecho. 

C'est la vie. 

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