En otra ocasión, la directora del laboratorio, tras la presentación de los resultados de una posdoctoral del grupo en un congreso internacional, entusiasmada por el interés que habían suscitado aquellos resultados entre sus colegas, respondió tal vez con excesivo entusiasmo sobre las posibilidades de un determinado proyecto cuyo objetivo era encontrar nuevas proteínas implicadas en ciertas enfermedades cardiovasculares. Al día siguiente estos resultados fueron presentados en dicho periódico como una garantizadísima cura a este tipo de enfermedades, algo que todavía estaba muy lejos de las posibilidades del proyecto. La posdoctoral a cargo del mismo se moría de vergüenza y preocupación al ver hasta que punto se habían manipulado las declaraciones de la directora para conseguir un titular sensacionalista y exagerado.
Por eso no sé por qué me he escandalizado tanto ante lo que ha pasado estos días en referencia a un artículo recientemente publicado por la doctora Marsha Weinraub en Developmental Physiology.A estas alturas, que los periodistas destaquen lo que a ellos les parece que va a llamar más la atención para motivar a los lectores a leer esa noticia, ya no extraña a nadie. Que lo que resaltan no sea exactamente lo más acorde con la realidad tampoco, desgraciadamente, extraña a nadie.
Pero cuando esta información que resaltan no sólo no es verdad sino que tiene una influencia importante en el bienestar y la salud de nuestros niños, han pasado una frontera peligrosa.
Y hasta aquí hemos llegado.
Weinraub publicó junto con 7 coautores más un artículo titulado Patterns of developmental change in infants' nighttime sleep awakenings from 6 through 36 months of age. (Dev Psychol. 2012; 48;6: 1511-1528. ) Este trabajo tenía tres objetivos fundamentales:
- Estimar las trayectorias durante el desarrollo de los patrones del sueño en los niños ( de 6 a 36 meses)
- Identificar los procesos más importantes asociados con estas trayectorias, examinando la relación de las mismas con factores intrínsecos y extrínsecos.
- Examinar las diferencias individuales en la frecuencia de los despertares nocturnos en momentos concretos de la infancia.
No voy a analizar aquí el trabajo más en detalle, ya que ya lo he hecho en el blog del Debate Científico sobre la Realidad del Sueño Infantil (Capitulos 1 y 5). Lo que desde mi blog quiero resaltar y denunciar es lo siguiente:
En diversos medios de comunicación han salido noticias con titulares como estos:
Evidentemente, con semejante explosión mediática me fui volando a la facultad de medicina para conseguir el articulo original ya que era imprescindible añadirlo al blog sobre el debate del sueño infantil. No puedo colgaros el artículo por motivos de copyright, ya que es de pago, pero si alguno de vosotros está interesado en leerlo se lo mandaré con mucho gusto (supongo que eso sí lo puedo hacer). Vale la pena que comprobéis personalmente lo que estoy denunciando:
Estos titulares mienten.
El estudio NO DICE por ninguna parte que a los niños se les deba dejar llorar. TODAS las conclusiones que sacan los artículos que os he enlazado, según las cuales hay que dejar llorar a los niños hasta que se duerman, o que la lactancia materna dificulta que el niño duerma "sin despertarse" porque interfiere en su capacidad de autoconsolarse, no salen del artículo original sino de un artículo que publicó la Universidad de Temple (universidad donde se realizó el estudio) en el cual, por lo que parece, la autora principal hizo estas declaraciones.
O sea, como mucho, el origen de estos titulares es la opinión personal de la autora principal de este estudio, pero no son las conclusiones del estudio en sí. La conclusiones del estudio, antes de ser publicadas, tuvieron que superar: 1) el consenso de los 7 autores (entre ellos el director de estudio); 2) el análisis de 3 ó 4 revisores de la revista científica. Las opiniones personales de la autora, reflejadas en el artículo de la universidad y mezcladas con los resultados y conclusiones del estudio, no tienen ninguna validez más allá del hecho de ser opiniones personales de una doctora en psicología más. Ni han sido consensuadas por los 7 autores ni aprobadas por los revisores de la revista.
Y para acabar os quiero dejar aquí el párrafo final del estudio original. De hecho os voy a dejar el párrafo original en inglés y la traducción, y que conste que he contrastado mi interpretación con la de dos mujeres angloparlantes, Louma Sader Bujana y Vivian Watson, para que veáis hasta que punto se ha deformado el mensaje final del mismo. Os recomiendo leer los capítulos 1 y 5 del blog El Debate Científico sobre la realidad del Sueño Infantil y, repito, os mandaré encantada el artículo original de Weinraub si os interesa comprobar todo por vosotros mismos:
"For families who report continuing sleep awakenings in infants older than 18 months old, interventions may be necessary. Our findings are indeterminate in regards to supporting specific expert recommendations for optimal infant sleep patterns concerning greater bedtime ritualization, discouragement of parental intrusion, and encouragement of infant self-soothing to promote sleep that is more continuous. Future research should be directed to exploring sleep problems in high-risk samples and the effectiveness of interventions with high-risk samples and to investigating whether these early, normative patterns of sleep disruptions have implications for later cognitive and social developments that require self-regulation"
"Las intervenciones podrían ser necesarias para aquellas familias cuyos niños mayores de 18 meses presentan despertares nocturnos continuos Nuestros hallazgos no son determinantes con respecto a las recomendaciones para un patrón de sueño infantil óptimo en cuanto a la mayor implementación de rituales de sueño, a desalentar la intrusión parental, y a alentar el auto-consuelo para promover un sueño más continuo. Se deberán realizar más investigación en el futuro dirigidas a estudiar los problemas del sueño en las muestras con un riesgo más alto, y la efectividad de las intervenciones en estas muestras, para investigar si estos patrones normativos tempranos de interrupción del sueño tienen implicaciones posteriores a nivel cognitivo y social, que requiere la auto-regulación."